miércoles, 30 de julio de 2008

Mujer terrorista suicida, manipulación extrema

Mujer terrorista suicida, manipulación extrema

30.07.08

PEDRO BAÑOS BAJO
| TENIENTE CORONEL, PROFESOR DE ESTRATEGIA Y RELACIONES INTERNACIONALES. ESCUELA SUPERIOR DE LAS FUERZAS ARMADAS (CESEDEN)

El Correo



E l balance de 38 muertos y 146 heridos registrado en los últimos cuatro atentados suicidas cometidos por mujeres en Irak tiene enormes posibilidades de repetirse. Las significativas ventajas que aportan estas bárbaras acciones a los terroristas islámicos tienen mucho que ver en ello. Puro salvajismo transformado en un gran éxito para la organización criminal, basado en la ostentosa manipulación de sus propias mujeres. El primer provecho que consiguen los extremistas islámicos aglutinados en la red Al-Qaida en Mesopotamia es materializar su propósito estratégico de obtener la máxima publicidad internacional. Desde el comienzo de las hostilidades en 2003, las féminas han perpetrados 47 ataques suicidas, que tan sólo representan un pequeño porcentaje en la abrumadora cantidad de actos terroristas suicidas cometidos en territorio iraquí. Pero no cabe duda de que generan una superior atracción de la atención mundial hacia su causa, consecuencia de la amplia difusión en los medios de comunicación.

Por otro lado, Al-Qaida precisa imperiosamente seguir demostrando que sigue viva y con suficiente capacidad operativa. No tan sólo para continuar infundiendo temor en sus adversarios, actuales o potenciales, sino para transmitir imagen de fortaleza a sus seguidores en todo el mundo. Para ello, no duda en emplear cualquier procedimiento que le resulte eficaz para alcanzar sus fines, incluyendo a sus mujeres. Es precisamente el elemento femenino lo que permite a la organización terrorista conseguir dos grandes bazas tácticas: suplir la escasez de personal masculino y alcanzar con mayor facilidad los objetivos, que lleva aparejado causar daños superiores.

Curiosamente, la eficacia de las fuerzas gubernamentales y de EE UU en el control de la violencia, que ha reducido notablemente las cifras generales de fallecidos en diferentes acciones de la insurgencia, ha sido una de las causas que ha provocado la instauración de ataques femeninos suicidas. La escasez de hombres, tanto por enfrentamientos directos como por arrestos, ha empujado en cierto modo al empleo de mujeres para estas brutales acciones. Así mismo, está sobradamente demostrado que las mujeres son tratadas de modo más deferente en los controles de seguridad, siendo normalmente menos exhaustivas las inspecciones que se les realizan. A lo que se une que generalmente cuentan con mayor facilidad para acceder a lugares vedados o limitados a los hombres, muchas veces merced a los tradicionales papeles asignados por la sociedad iraquí (trabajo en hospitales, personal de limpieza, empleadas del hogar, intérpretes, camareras, etcétera). Sin desdeñar su flexibilidad en el vestir, dado que sus prendas pueden ir desde las mismas empleadas por los hombres a las holgadas vestimentas tradicionales, que facilitan la ocultación de explosivos. Junto a ello, su condición de madres potenciales les posibilita fingir estar embarazadas, lo que reduce las opciones de ser inspeccionadas, incluso con rayos X.

Todas estas circunstancias han llevado a los grupos extremistas suníes a incrementar paulatinamente el recurso a este tipo de salvajes acciones. Mientras en el primer año de enfrentamiento tan sólo se produjeron dos casos, en 2007 la cifra llegó hasta los ocho, para alcanzar el escalofriante dato de 24 acciones suicidas femeninas en lo que va de 2008. Pero alcanzar estas indiscutibles ventajas también supone un esfuerzo para los extremistas. El primero es la justificación ideológica, tema de lo más complejo. Durante años, la inmensa mayoría de los pronunciamientos legales (fatuas) emitidos por los principales expertos jurídicos musulmanes ha negado la viabilidad del suicidio desde un punto de vista estrictamente religioso. Sin embargo, las necesidades de organizaciones como Al-Qaida ha llevado a recientes pronunciamientos favorables, aunque no exentos de fuertes oposiciones internas. Actualmente, existen seis fatuas principales en las que se pueden basar este tipo de acciones. De ellas, destacan las tres pronunciadas por la antigua y prestigiosa Universidad Al-Azhar, en Egipto.

No menos problemático es convencer, más bien manipular, a sus mujeres para que se involucren en atentados suicidas. Los perfiles buscados se repiten como una constante entre las consideradas como más vulnerables. En primer lugar, se elige a aquéllas que puedan albergar sentimientos de venganza por haber perdido a un miembro masculino de su familia (padre, esposo, hermano o hijo), bien sea en el enfrentamiento directo con el adversario, al ser capturado o durante su cautiverio. De entre ellas, se prefiere a las más maleables por su limitada o inexistente educación. De esta forma, la mayoría de las suicidas iraquíes proceden de pequeños pueblos, los cuales habían sido todo su mundo hasta el momento del atentado.

Lo normal es que sean jóvenes (entre 15 y 35 años) y solteras, para evitar que el grupo tenga que cargar con la educación de sus hijos. Siempre son bien conocidas de los terroristas -de las anteriormente mencionadas 47 suicidas, tan sólo una no era iraquí: la belga Muriel Degauque, convertida al Islam tras casarse con un extremista-, lo que impide cualquier infiltración. Una vez convenientemente adoctrinadas, las mujeres elegidas se convierten en verdaderas fanáticas, con un tesón, capacidad de sacrificio y entrega a la causa difícilmente superables por el hombre más fundamentalista.

Aun así, durante todo el proceso y como buen ejemplo de la manipulación a la que se ven sometidas, las mujeres suicidas son directamente controladas por un miembro masculino de la organización. Desde su captación, pasando por las fases de adoctrinamiento e instrucción y hasta el propio desarrollo del atentado. Siendo lo normal que dicho controlador disponga de un modo de activación por control remoto de los explosivos que porta la suicida, para el supuesto de que ésta se arrepienta en los últimos instantes; de hecho, esa activación a distancia se ha verificado en varios casos. Todo apunta que este tipo de execrables acciones va a continuar teniendo su propia cuota en la violencia instaurada en Irak. Y la mujer iraquí volverá a ser la víctima del salvaje ambiente terrorista que rodea su vida.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20080730/opinion/mujer-terrorista-suicida-manipulacion-20080730.html