jueves, 14 de junio de 2012

Es Asia, no hay más

LUIS VENTOSO

14/6/2012 ABC


El problema es simple: el futuro se ha ido de Europa

PASEANDO por el barrio, con frecuencia veía a aquel amigo con sus dos chavalines a cuestas. Los llevaba al cole, a la piscina, al conservatorio… Siempre él, nunca la madre. El tipo, vitriólico y políticamente incorrecto, me explicó un día su visión del mundo: «Ya ves, tío, han pasado miles y miles de años de historia de la humanidad, y justo va y me toca nacer en el primer momento en que los hombres tenemos que cuidar a los niños».

A los europeos de los albores del siglo XXI nos ocurre algo similar. Tras más de 500 años de indiscutida hegemonía occidental, va y nos toca vivir en el instante en que comienza el declive de Europa y la balanza vuelve a bascular hacia Oriente.

Podemos lanzar toneladas de hielo del BCE sobre las llamas de la prima, parchear los bancos manirrotos, ser más austeros que Diógenes, dejar en el chasis el Estado del bienestar… Pero el problema de fondo seguirá ahí: Oriente ha despertado y produce más y más barato. Nos barren en número. Están dispuestos a consagrar su vida solo al curro. Fabrican a precios imposibles, porque carecen de los derechos laborales que por fortuna hemos conquistado en la Europa democrática. Y huelga decir, claro, que son tan inteligentes como nosotros.

Los chinos afincados en España gastan justa fama de reservados. Pero si eres un hooligan del kubak con gambas acabas trabando relación. Charlando con la dueña de un restaurante asiático, como la mujer pasaba allí más horas que el dragón de cartón piedra de la puerta, le pregunté cuándo libraba. En su respuesta vi a Europa sentenciada: «Día libre ser aburrimiento», zanjó con sonrisa ufana.

Si pudiésemos viajar al año 1400 nos encontraríamos con unas avanzadas civilizaciones en Oriente y un hatajo de países bárbaros en Europa, paupérrimos, diezmados por la resaca de la peste. Se estima que en el año 1500 las futuras potencias europeas solo suponían el 10% del territorio del planeta; el 16% de la población y el 43% del PIB global. En 1913, la batuta del mundo era absolutamente europea: 58% del territorio; más de la mitad de la población bajo su férula y el 79% del PIB.

¿Cómo logró la atrasada Europa tal colosal ventaja? El historiador británico Niall Ferguson lo ha estudiado en un libro iluminador, «Civilización». Concluye que Europa descolló por seis motivos: la competencia entre sus estados-nación, que dio lugar al capitalismo; la ciencia, que se tradujo también en ventaja militar; el derecho de propiedad; la medicina; la sociedad de consumo y la ética del trabajo, que según su teoría deriva del protestantismo, por lo que tal vez nos pilló de siesta.

Aún desangrada por agotadoras guerras intestinas, Europa era un hervidero de creatividad. Nuestro altísimo nivel de vida, ya menguante, es un eco de aquella explosión de ingenio. Ahora Occidente empieza a vivir de rentas. Lo poco que inventa con éxito masivo (por ejemplo, el iPhone) corre a producirlo a Asia con codicia suicida. ¿Cómo invertir el rumbo? Solo con una cultura de esfuerzo extremo y una apuesta radical por la educación. Pero ese partido nos pilla demasiado adocenados.

http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20120614&idn=1502939133782