jueves, 3 de abril de 2008

La conciencia huye de Mondragón

La conciencia huye de Mondragón


Más que Batasuna se separe de ETA, lo que está costando es que el PNV se separe de Batasuna y abandone el amparo, la justificación, la explicación caritativa que brinda al mundo violento. ¿Y si nos hemos equivocado y lo importante no es convertir a la gente de Batasuna sino mirar a la cara a Egibar e Ibarretxe y preguntarles "de qué lado estáis"?

3.4.2008

ANDONI UNZALU GARAIGORDOBIL

El Correo



Cuenta Mario Onaindía que cuando, junto a Markiegi, fue a una reunión al otro lado a convencer a los 'polimilis' para que abandonaran definitivamente las armas, se encontró con una sorpresa totalmente inesperada. Los reunidos le lanzaron a bocajarro: '¿Pero qué decís vosotros? Xabier Arzalluz ha estado con nosotros y nos ha dicho que no paremos'. Me acuerdo también del funeral de un ertzaina asesinado por ETA. Joseba Egibar con puño en alto cantó 'Lepoan hartu' haciendo, con este gesto ostentoso, un homenaje más claro a los objetivos del asesino que al ertzaina asesinado que tenía delante.

Lo de Mondragón nos produce escándalo, no por la novedad, no porque el nacionalismo gobernante haya hecho algo inusual, sino por todo lo contrario; son tantas veces ya que hemos agotado toda la paciencia. Egibar, con una arrogancia que no suele ocultar y utilizando un lenguaje que renuncia a la comunicación para formar un conjunto abstracto de palabras encadenadas, dice que no. Lo que dice no hay forma de entenderlo, pero es que no hace falta. La palabra es mero formalismo porque los hechos son tan palmarios y claros que no requieren ninguna explicación. Los hechos son los que difunden el mensaje con claridad: con los nuestros no nos vamos a enfrentar.

La señora portavoz del Gobierno vasco, sin el lenguaje barroco del portavoz del GBB, pero con una imprecisión aún mayor, transmitió, sin embargo, claramente lo que tenía que decir: estamos de acuerdo con Egibar. Añadiendo, para mayor escarnio, que la culpa de lo que pasa es del PSOE.

El nacionalismo siempre ha sido renuente a enfrentarse a ETA y su mundo, a quitarle todo apoyo o legitimidad. Durante los ochenta, el Gobierno vasco se opuso de forma beligerante a las extradiciones de etarras. Y desde que Ibarretxe es lehendakari -por cierto, la primera vez fue investido con los votos de Batasuna- siempre ha dado cobertura al mundo de Batasuna. Me acuerdo de los años 2000 y 2001, con asesinatos cada quince días, en los que no hubo forma de conseguir poner al lehendakari detrás de una pancarta que dijera simplemente 'ETA no'. No le parecía correcta la frase. Se inventó entonces lo de 'Bakea behar dugu', que en algún ayuntamiento aún perdura envejecido por el tiempo. Ibarretxe nunca ha intentado, ni querido, organizar movilizaciones conjuntas con todos los partidos para deslegitimar el terrorismo. Y se inventó lo de las concentraciones a las 12 en los ayuntamientos. Concentraciones que siempre convoca él de forma unilateral, como el viernes del asesinato de Isaías. Pero con ello no pretende crear movilizaciones ciudadanas para deslegitimar el terrorismo, lo que consigue es lo contrario: desactivar la posibilidad de organizar grandes movilizaciones ciudadanas. Movilizaciones que una parte importante de la ciudadanía, asqueada de terrorismo, agradecería más que esos pequeños grupos silenciosos absorbidos hasta la nada por la indiferencia general. Y si el lehendakari y los suyos no se apuntan, a lo mejor tenemos que aparcar complejos y organizarlo sin él.

En los años 2000 y 2001 Ibarretxe solía repetir que con los votos de Batasuna no había que hacer gobierno ni hacer oposición, con una de esas frases biensonantes que tanto le gustan. Pero mentía. Lo que quería decir era que la oposición no podía utilizar esos votos para dejarle a él en minoría. Cuando le han hecho falta, Ibarretxe siempre ha utilizado los votos de Batasuna, y los piensa seguir utilizando para sus planes. Siempre ha pensado que los nacionalistas juntos son más que los otros y que esa mayoría le tocaba gestionarla a él. La raya divisoria más clara para Egibar e Ibarretxe no es quiénes defienden la democracia y la libertad, no. Para ellos, la diferencia más importante es quiénes son de los 'nuestros' y quiénes son 'ellos'. Y se les nota. El lenguaje enrevesado, alegórico y difuso que utilizan no es para transmitir mejor lo que piensan, sino para ocultarlo. Pero por encima del murmullo siempre queda claro lo que quieren decir: 'Con los nuestros no nos vamos a meter'. Y eso lo entendemos todos perfectamente. Llevan tiempo azotándonos con lo de la Ley de Partidos, que vuelvo a reivindicar como elemento pacificador muy importante. Hablan de quiebras de la democracia, de fraude electoral, pero no es verdad. El problema es que son de los suyos, y además les hacen falta para ganar a los otros. Y si mañana resultara ilegalizada esa cosa falangista que de vez en cuando pasea Inestrillas, no creo yo que hablaran de quiebra de la democracia. Seguramente dirían que qué menos, con un loco así.

Con estos dirigentes no hay forma de razonar. La Ley de Partidos les parece antidemocrática. Bien. Pero esta vez sólo se les ha pedido que voten sus concejales. No que expulsen del Ayuntamiento a los de ANV. Y dicen cosas increíbles. Egibar afirma que la alcaldesa Inocencia -en las crónicas en euskera siempre la llaman Ino, será para ocultar el sarcasmo tan evidente- debe dimitir por no condenar el asesinato. Pero resulta que la aludida no sólo no tiene intención de dimitir, sino que la semana pasada organizó una rueda de prensa con los suyos en la que avisó: 'Cuidado con lo que vais a hacer'. Se supone que si un político pide la dimisión de un cargo, teniendo los votos necesarios para destituirlo, si éste se niega a dimitir debería promover su destitución. De lo contrario es obvio que miente, que no quiere que dimita. Y los concejales locales de IU/Zutik ya es que se pasan. Admiten en su nota «que el PSE quiera actuar políticamente ante la dramática situación padecida, pero debe hacerlo siguiendo el procedimiento democrático de las urnas, y no mediante atajos y vericuetos legales». ¿Cuántas tonterías seguidas se pueden decir para ocultar la sumisión al terrorismo! ¿Pero hombre! ANV tiene sólo 7 concejales de 21. ¿Hay algún partido que pueda gobernar con esa minoría salvo que sus 7 concejales, además del voto correspondiente, pongan sobre el pleno un terror pánico que paralice el voto de los demás? ¿Qué pasa? ¿Que los 14 concejales que no son de ANV no han sido elegidos en las urnas? Quitar la Alcaldía a un partido que sólo tiene el 30% es un atajo, pero entonces que EB, con 3 parlamentarios de 75, obtenga una flamante consejería del Gobierno, ¿qué es?

Hannah Arendt decía que en los años 40 los alemanes no tenían problemas de conciencia porque la conciencia había dejado de existir en la Alemania nazi. ¿Cómo hemos llegado a esto nosotros? ¿Cómo es posible que el partido que nos gobierna haya abandonado toda ética y trate el asesinato de un ciudadano vasco con la banalidad del discurso de Egibar anteayer?

Solemos decir que llevamos 30 años intentando que el mundo de Batasuna abandone la violencia y se integre en el sistema democrático. Cada vez más me parece que lo que de verdad nos está costando es integrar en los valores democráticos al PNV. Lo que realmente nos está costando no es que Batasuna se separe de ETA, lo que parece imposible es que el PNV se separe de Batasuna y abandone de forma clara y definitiva el amparo, la justificación, la explicación caritativa que brinda al mundo violento de la izquierda abertzale. ¿Y si resulta que nos hemos equivocado y lo importante no es intentar convertir a la gente de Batasuna sino mirarles a la cara a Egibar e Ibarretxe y preguntarles claramente 'de qué lado estáis'?

Íñigo Urkullu intenta ahora deshacer lo que no tuvo el valor de impedir el EBB del lunes pasado. Su decisión no se debe tanto a lo acordado por Egibar como a la reacción que se ha producido por el escándalo. Ya aburre con su jueguecito de 'poli bueno, poli malo'. Pero una cosa nos ha dejado claro Urkullu; sólo la reacción airada del resto les hace cambiar de opinión. Siempre tenemos que andar tirando de la cuerda para que no caigan al barranco de la iniquidad y violencia. Ya son mayorcitos. Tendrán que decidir de parte de quién están. Pero sus órdagos internos y la tozudez de Ibarretxe no son nuestros problema. Y tendrán que apreder una cosa: ya no tienen la llave de los vascos. Si vienen con los demócratas, bien. Y si no se quedarán solos con los otros, pero no vamos a cambiar.

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