miércoles, 30 de junio de 2010

Sempiterno 'déjà vu'

30.06.10

MANUEL MONTERO |

El Correo



En el País Vasco hay sueños que se suelen creer realidades y que si no se tratan con tiento se tornan en pesadillas. El material del que están hechos tales sueños es siempre el mismo: año tras año, década tras década. De improviso un fantasma recorre la sociedad vasca. El murmullo dice: ETA lo deja, Batasuna se le va a plantar, viene tregua ya y para siempre (tregua eterna es un oxímoron, pero el concepto está ahí) pues los jefes batasunos ya no quieren más caña. Los rumores se esparcen por doquier. Gente bien informada -el País Vasco está lleno de gente enterada, así nos va- sabe de buena fuente que Batasuna se rebela; que lo hará a fecha fija. Pasa la fecha pero no importa, pues se ha forjado ya el concepto de rebelión batasuna, otro oxímoron.

Sobre tales sueños se construye la política vasca. Nada sugiere que sean otra cosa que quimeras, pero cada cierto tiempo especies de este tenor provocan seísmos en la política vasca. Primero, leves agitaciones de la tierra. Luego van a más y hasta llegan a 'tsunami'. Las principales convulsiones de nuestra política no suelen venir de acontecimientos concretos, de certezas. Han sido consecuencias de presunciones, de hechos no probados (ni siquiera probables). Siempre provenientes de decires batasunos.

Recuérdese la última tregua. Y la anterior. Y la anterior a la anterior. Todo saltaba por los aires porque se suponía que los terroristas lo dejaban. Se decía que por fin hacían caso a la sociedad que estaba ya harta, como si no lo hubiese estado siempre. Tras el sueño llegaba la pesadilla y algo saltaba por los aires. No contaba la sociedad sino sus demencias.

Poco a poco nos estamos metiendo de nuevo en este guirigay. La recaída se basa en dos supuestos: la idea de que la gente de Batasuna quiere que se acabe la violencia y así lo manifiesta frente a ETA; y la conjetura de que ante tan airada postura ETA está a punto de dejarlo o de resquebrajarse. Hay otras presunciones implícitas -por ejemplo, que la dirección de Batasuna es capaz de sostener un enfrentamiento con ETA o que sus bases seguirían a sus líderes batasunos en tal tesitura- pero las dos anteriores son las principales. Así las cosas, los fundamentos para un nuevo salto al abismo son muy precarios.

Que los jefes de HB quieren que se acabe el terror es pura entelequia; no han dicho nada que se asemeje a oponerse a ETA ni algo diferente a lo de hace diez años. Dicen que lo dicen en la intimidad, pero en cuestión tan crucial la fe necesita pruebas y hoy por hoy lo de sus portavoces no suena a 'ETA No'. Ha habido estos días dos gestas. La afirmación de Erkizia de que «hay más razones que nunca para la lucha armada» no se asemeja a un apartamiento del terrorismo, aunque luego añadiese que no está el horno para bollos y que mejor echar la toalla del terror. Y está el texto rancio que Batasuna ha firmado con EA, que se batasuniza, y no al revés: ni siquiera es capaz de mencionar a ETA. Si esto es todo, apaga y vámonos.

La otra idea, que imagina alguna dependencia de ETA respecto a HB, suena a artificio. La experiencia histórica demuestra lo contrario: Batasuna (y sus antecedentes) ha desarrollado siempre estrategias diseñadas desde la organización terrorista, que en su afán por liberarnos concede algún papel a la 'movilización popular'. Nada sugiere que hayan cambiado las tornas, primero porque en HB siguen los de siempre y ya están hechos a la obediencia debida y, segundo, porque los mayordomos no se suelen trasmutar de pronto en señores ni éstos obedecer a aquéllos. Resulta contra natura.

Todo indica que ETA sigue en sus estrategias maníacas. No hay síntomas de cambio alguno. ¿Batasuna quiere acabar con ETA, que se termine el terror? Pues que lo diga, alto y claro. Mientras, lo demás sobra. No tiene sentido que con mimbres tan endebles como los que hay se monte una trifulca política, se erosione la unidad democrática y adquiera esto el aire de un 'déjà vu'. Los volatines de los trapecistas dejan de tener gracia si el saltimbanqui acaba siempre dándose el tortazo tras el mismo triple salto mortal.

¿La política vasca ha de girar en torno a ETA y a HB? ¿Lo importante es lo que éstos hagan y cómo nos bailen el agua? Pues resulta bastante probable que estén desarrollando una estratagema para ser legalizados sin negar a ETA. Mientras no la condenen, hay razones para pensar que nos están vendiendo gato por liebre. Ya ha sucedido otras veces.

En el país de las pesadillas, quienes no quieren creer sin ver quedan descalificados con saltos a la yugular. Nos oponemos a hacer la cama a HB por las siguientes razones, se dice: el odio nos ciega y no queremos que se democratice la izquierda abertzale; nos viene muy bien la existencia de ETA porque vivimos de ella; el PP no quiere que el terror se arregle en la etapa ZP; en el País Vasco hay casi unánimes deseos de hacer la vista gorda a HB, contra lo que sucede en el resto de España, que no se enteran. Cosas de este tipo se han podido leer estos días.

La repetición de estas falacias crea estado. Dejará contentos a los promotores de la estrategia 'proceso democrático'. Eso que van ganando. Además, tiene muchas 'ventajas' argumentales. Desplaza la responsabilidad de que Batasuna no evolucione a los demócratas: si la izquierda abertzale no dice 'no a ETA' es por quienes les creemos incapaces de decirlo. Así, el magma ETA-HB puede seguir inmóvil, pleistocénico, amenazador e inocente. La culpa es de los demás, pues si aceptásemos sus condiciones todo estaría arreglado. Lo de siempre, 'déjà vu': la culpa del terror la tienen las víctimas.


http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100630/opinion/sempiterno-deja-20100630.html

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