lunes, 12 de marzo de 2012

Primavera (e invierno) de Praga, versión persa

JUANJO SÁNCHEZ ARRESEIGOR HISTORIADOR, ESPECIALISTA EN EL MUNDO ISLÁMICO CONTEMPORÁNEO

12.03.2012 Diario vasco


Un país como Irán, con una economía industrial diversificada y técnicamente avanzada, requiere una sociedad moderna que es incompatible con la autocracia arcaizante de los ayatolahs


Ya han terminado las elecciones iraníes donde el pueblo ha podido optar entre los candidatos del poder y... los candidatos del poder. A la verdadera oposición no se le permite presentarse mientras que la 'Leal oposición' critica, pero afecta al régimen -Jatami, Musawi, etc.-, se negó a participar en esta nueva farsa.

En realidad, las elecciones no han sido más que la orquestación de una vendetta particular entre el verdadero y único gobernante del país, el guía supremo de la Revolución, el ayatolah Ali Jamenei, y su díscolo subordinado, el presidente nominal, Mahmud Ahmadineyad. Este ambicioso demagogo creyó que podría usar su cargo para ir creando su propia base de poder. Sin embargo, ha terminado compartiendo el destino de Rafsanyani y Jatami, que también intentaron jugar a ser la criada respondona.

Cuando Mohamed Jatami fue elegido presidente de la Republica Islámica de Irán muchos analistas, incluido el que esto suscribe, pensaron que era el primer paso hacia una gradual democratización del país. En realidad, aquello fue solo una jugada del guía supremo para desbancar a un subordinado demasiado ambicioso, Rafsanyani, desprestigiado por su política represiva y sus corruptelas. Sin embargo, lo que había sido concebido como un mero lavado de cara del régimen, acabó descontrolándose porque los reformistas poseían un respaldo social mucho más amplio de lo previsto. Fue un error comprensible, pues al fin y al cabo, en una dictadura no hay manera de comprobar las opiniones de la gente mediante votaciones o encuestas. Jatami no ganó las elecciones porque le respaldasen los votantes. Ganó porque Jamenei le regaló la victoria. El que luego lograse encontrar un respaldo social muy amplio en las ciudades fue, desde el punto de vista del régimen, tan solo una desafortunada coincidencia.

Se puede trazar un cierto paralelismo entre Jatami y Alexander Dubcek, el infortunado dirigente de la Primavera de Praga. Ambos intentaron darle un rostro humano a un sistema básicamente autocrático, manteniendo lo esencial de régimen pero flexibilizándolo y moderándolo en las formas. En ambos casos, las masas se lanzaron con entusiasmo a respaldar estos proyectos, pero los poderes fácticos fueron despiadados aunque clarividentes: ¿Un 'Rostro humano' para el régimen? ¡Entelequias! Una autocracia dogmática no puede flexibilizarse sin autodestruirse. Para más detalles, véase lo que le sucedió a Gorbachov, comparándolo con supervivencia de la gerontocracia china.

Jamenei no ha mostrado recato alguno en su «victoria» (sic). Según los datos oficiales, Ahmadineyad ha perdido incluso en su pueblo natal, lo que ya seria el colmo... si fuese verdad. Es cierto que la economía no va bien y que para muchos iraníes Ahmadineyad sigue siendo el usurpador del 2009, pero el número de escaños que le asignan los resultados oficiales es tan ridículo que resulta humillante. Jamenei ha querido dejar claro quién es el que manda en Irán. Ahmadineyad tendrá que pasar los dos años que le quedan en la presidencia tragando un sapo tras otro a manos de un parlamento hostil. Sin embargo no debemos olvidar que Ahmadineyad fue cómplice en el aplastamiento de las fuerzas democracias en el 2009 y posteriormente logró malquistarse con casi todo el mundo por su demagogia, su escaso tacto y sus esfuerzos sistemáticos por concentrar poder en sus manos a costa de las restantes instituciones del estado.

Mientras tanto, nadie parece tomarse en serio la amenaza de agresión exterior. Los norteamericanos llevan tanto tiempo amenazando con atacar, que el asunto empieza a parecer el cuento del pastorcillo -iraní- y el lobo -norteamericano-. Y ya sabemos como acaba ese cuento. Las sanciones han perjudicado algo a la economía local, sobre todo porque estorban a las exportaciones no petrolíferas y restringen las inversiones exteriores, pero los verdaderos problemas económicos son internos. Los altos precios del petróleo llenan las arcas publicas, pero la gente no ve ese dinero por ninguna parte. Todo lo contrario: se suprimen de golpe las subvenciones a diversos productos y servicios. Era inevitable porque esas subvenciones suponían el 30% del presupuesto estatal y favorecían el derroche, pero eliminarlas de golpe le ha dolido mucho a la población. Mientras tanto, la inflación galopante supera el 20%.

La experiencia de otros países, incluido el nuestro, nos demuestra que la religión no puede detener las mareas crecientes del descontento social, la modernización cultural, el cambio tecnológico y la difusión de nuevas ideologías de derechos humanos, democracia y libertad. Justificar la dictadura de una oligarquía clerical mediante la religión solo puede conducir a la desislamización de Irán. Cuanto más dura sea la represión del régimen, cuanto más rígida sea su intolerancia, más rápido será el proceso.

Irán es un país cada vez mas industrializado y desarrollado. Las exportaciones no petrolíferas ya son más de un tercio de las exportaciones totales. Cuanto más se desarrolle Irán, más difícil será mantener una hierocracia, es decir, una oligarquía sacerdotal. Un país con una economía de monocultivo es fácil de controlar, pero una economía industrial diversificada y técnicamente avanzada requiere una sociedad moderna, que es incompatible con la autocracia arcaizante de los ayatolahs. En 1968, los tanque soviéticos aplastaron la Primavera de Praga. Veintitrés años mas tarde... ¿dónde estaban los tanques soviéticos? ¿Y la misma Unión Soviética? Así sucederá en Irán, pues la fuerza bruta y el dogmatismo solo funcionan a corto plazo.


http://www.diariovasco.com/prensa/20120312/opinion/articulos-opinion/primavera-invierno-praga-version-20120312.html



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