sábado, 13 de marzo de 2004

La amenaza de Al-Qaida

El Correo Digital, Sábado, 13 de marzo de 2004

La amenaza de Al-Qaida

POLÍTICA



Bin Laden amenazó en octubre a España por su participación en la guerra de Irak, mientras varios informes sobre terrorismo no descartaban un gran atentado en el territorio nacional


JAVIER MUÑOZ/


«Nos reservamos el derecho a responder en el momento y lugar oportunos a todos los países que participan en esta guerra injusta (Irak), en particular Reino Unido, España, Australia, Polonia, Japón e Italia». Éstas eran las amenazas atribuidas a Osama Bin Laden por la cadena Al Jazzira y la CIA el pasado 18 de octubre.

Algunos análisis sobre terrorismo internacional ya las habían anunciado. En agosto de 2003, un informe del World Markets Research Center clasificaba a España como «uno de los objetivos más preciados de Al-Qaida en Europa», por detrás del Reino Unido y por delante de Francia. El autor del estudio, Guy Dunn, le adjudicó un «alto riesgo» no sólo a causa de «la mayor actividad de ETA y varios pequeños grupos de izquierda, como los GRAPO, sino también por la actitud pro-Estados Unidos del Gobierno en la guerra de Irak».

Sin embargo, el Ejecutivo español no albergaba la misma preocupación, a tenor de su reacción al comunicado de Bin Laden. Apenas un día después, el 19 de octubre, el portavoz, Eduardo Zaplana, aseguró que no manejaba «ningún dato objetivo» que colocara a España en una situación de mayor peligro de atentado que cualquier otro país. Y el ministro del Interior, Ángel Acebes, añadió que Al-Qaida nunca había pensado en el territorio nacional «como objetivo», sino para desarrollar «labores de colaboración, financiación y fijación de objetivos y de contacto con redes de fuera de Europa».

Acebes se refería a las operaciones contra supuestas células salafistas, dirigidas por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en relación con la preparación de los atentados del 11 de septiembre. Y también a las detenciones de supuestos militantes de Al-Qaida ordenadas por el mismo juez en septiembre de 2003.

Pero los especialistas en terrorismo insistían en sus advertencias sobre la posibilidad de que España fuera escenario de una gran matanza. Magnus Ranstorp, docente en la Universidad de Saint Andrews y subdirector del Centro para el Estudio de la Violencia Política y el Terrorismo, recalcó el 23 de noviembre de 2003: «Ustedes pueden sentir que tienen suerte, porque las dos ciudades que se cree que están más en peligro son Londres y París. Sin embargo, España ha tenido un papel crucial en la lucha contra el terrorismo, lo que le coloca en un lugar peligroso».

Brigadas del mártir

Tres días antes se habían producido los atentados contra el consulado del Reino Unido en Estambul y una oficina del banco británico HSBC, con un balance de 27 muertos -entre ellos, el cónsul Roger Short- y 450 heridos. Era el segundo golpe devastador contra la ciudad turca en menos de una semana. El 15 de noviembre habían sido atacadas dos sinagogas y murieron 23 personas. Las Brigadas del Mártir Abu Hafs Al-Masri se responsabilizaron de ambas masacres igual que han hecho ahora, supuestamente, con la de Madrid.Y también enviaron un comunicado al periódico londinense 'Al-Quds Al-Arabi'. Al-Masri es un jefe de operaciones militares de Al-Qaida muerto en combate cuando los norteamericanos invadieron Afganistán.

De manera simultánea, un mensaje electrónico remitido al semanario saudí 'Al-Majallah' relacionó las tragedias de Estambul con la explosión de un camión bomba junto al cuartel general de los carabineros italianos, ocurrida el 13 de noviembre en Nasiriya (Irak) y en la que murieron 19 personas. El 'e-mail', firmado por un autoproclamado dirigente de Al Qaida, Mohammad Al-Ablaj, también se re-fería a un atentado ejecutado en Ryad (Arabia Saudí) el 9 de noviembre (17 muertos) y lanzó una amenaza general que el Departamento de Estado norteamericano se tomó en serio, hasta el punto de emitir una alerta general.

Los expertos no aclaran sobre la manera de valorar estos comunicados, pero consideran que ésa no es la cuestión más importante, porque la principal característica de Al-Qaida es su estructura flexible. El director adjunto de la sección de contraterrorismo del FBI, J.T. Caruso, dijo en el Senado de Estados Unidos, en diciembre de 2001, que esa red «también funciona a través de organizaciones que operan bajo su paraguas o su apoyo». De ese modo, células pequeñas utilizarían la 'marca' de Bin Laden sin que éste, o un gran poder central, sancionara sus crímenes. «Al-Qaida es más una ideología que una organización», resume Magnus Ranstorp.

Precisamente, un desconocido grupo terrorista, Ansar Al-Sunná, se ha declarado autor de la emboscada en la que fueron abatidos siete agentes españoles del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) el pasado 29 de noviembre, apenas mes y medio después del asesinato del 'número dos' del servicio secreto en Bagdad, José Antonio Bernal. Las tarjetas de identidad de los espías aparecieron en una grabación colgada en Internet para hacer proselitismo de la organización islamista y recaudar fondos. Según la cadena estadounidense NBC, los miembros de ese grupo no parecían iraquíes y, en particular, dos de ellos parecían saudíes.

El jefe del espionaje de Alemania, August Henning, aseguró tener datos de que islamistas procedentes de Europa habían participado en emboscadas y atentados contra tropas norteamericanas en Irak. «Tenemos conocimientos de que combatientes extremistas han partido de Alemania, de Bosnia y de Gran Bretaña para ir a luchar», dijo Henning. Las masacres de chiítas en Kerbala, el pasado 3 de marzo, llevaban la firma de Al Qaida.

España también desempeña un papel como punto de partida de activistas. Según Roham Gunaratna, ex jefe del Departamento de Prevención del Terrorismo de las Naciones Unidas y autor del libro 'Al Qaeda. Viaje al Interior del Terrorismo islamista' (Ed.Servidoc, 2003), «debido a sus limitados controles», el territorio español «continúa siendo un lugar en activo para los grupos islamistas, como plataforma para el reclutamiento y también un centro financiero, así como un lugar para el descanso, recuperación y alojamiento».

Gunaratna asegura que el Gobierno español, como muchos países occidentales, «toleraba la red terrorista islamista hasta el 11-S», pero a partir de entonces se afanó en desmantelar su infraestructura. El investigador descarta cualquier conexión con el terrorismo nacionalista. «Un antiguo miembro de Al Qaida que sirvió en Europa dijo: 'ETA no tiene nada que ofrecernos. Ellos pueden aprender de nosotros, pero nosotros no de ellos».

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