sábado, 13 de marzo de 2004

Terrorista

El Correo Digital, Sábado, 13 de marzo de 2004

Terrorista

OPINION
ARTÍCULOS


JESÚS CARLOS GÓMEZ MARTÍNEZ/


Eran las nueve y unos minutos de aquella mañana infausta. Escuchaba yo horrorizado las primeras noticias de la masacre y hacía un esfuerzo por meterme en la piel de uno de los terroristas. Por mucho que me esforzaba, no sabía ponerle rostro, pero me lo imaginaba de pie en un andén, con una mochila negra. Después de consultar varias veces su reloj, este hombre subía al tren de cercanías procurando no clavar la vista en nadie, dejaba su mochila en el portaequipajes y tomaba asiento.

Me imaginaba yo al terrorista atento a las demás personas que viajaban en aquel vagón, mientras el tren reanudaba la marcha. Unos estudiantes comentaban la victoria del Real Madrid la noche anterior; discutían cuál había sido mejor, Zidane o Salgado; especulaban sobre los próximos equipos rivales. El terrorista se fijó en una señora morena: llevaba gafas de montura metálica y le estaba observando. El terrorista bajó la mirada y consultó su reloj.

Me imaginaba yo al terrorista sentado en aquel vagón, levantando la vista. Una pareja de obreros charlaban sobre la campaña electoral, se decantaban por un partido político, cargaban las tintas contra cierto candidato a la presidencia del Gobierno. El terrorista se fijó en la señora de gafas metálicas: ¿Le observaba o miraba distraída al frente? Nervioso, el terrorista consultó su reloj.

Me imaginaba yo a este hombre cabizbajo en aquel vagón. A su alrededor, una joven hablaba por su teléfono móvil; un señor con traje y corbata leía la prensa; un adolescente escuchaba la música que sonaba en los auriculares de su 'walkman'. El tren redujo la velocidad, comenzó a frenar y se detuvo. El terrorista echó un vistazo a la mochila y se apeó del tren.

Eran las nueve y unos minutos de aquella infausta mañana, y yo me imaginaba todo esto: un tren cualquiera, aquel terrorista, aquella mochila negra, aquellas personas inocentes que charlaban de fútbol, que leían la prensa, que viajaban absortas en sus pensamientos... Me imaginaba horrorizado esta escena, pero me resultaba imposible meterme en la piel de un terrorista capaz de provocar aquella masacre. ¿Qué pensará realmente un hombre así, en unos momentos como aquéllos? Qué sangre más oscura correrá por sus venas.

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