El Correo Digital, Viernes, 12 de marzo de 2004
Reacción tardía
GENERAL
LUCÍA MTNEZ. ODRIOZOLA/
Qué vergüenza. Perdón, qué falta de vergüenza. Ayer fue un día de pesadilla desde muy tempranas horas. El malo nunca duerme. A las 8.30 de la mañana, todas las televisiones mostraban imágenes de la masacre. Todas menos ETB. Debió de parecerles que no iba con ellos, que la actualidad podía esperar a que ellos se desperezaran del sueño. Comenzaron tarde a informar, hasta las 9.30 no creyeron que había razones para poner el dispositivo de urgencia en marcha. Si no tenían retén de informativos a esa hora, el director de la casa podía haber hecho una llamada y pedir que conectaran la señal de una televisión amiga: cualquiera de las autonómicas, que sí habían espabilado.
Tres horas después ya habían reaccionado, pero mal. A la una, todas las cadenas (hasta las locales) conectaban en directo con La Moncloa para que la población pudiera recibir explicaciones del ministro del Interior, Ángel Acebes. ETB 2 tenía las cámaras en las estaciones de tren desperdiciando el tiempo en preguntar a los viajeros adónde se dirigían. Volvió la imagen al estudio, donde Adela González dijo que le pedían paso sus compañeros de informativos. Pero alguien cambió de idea, debió de parecerle que las palabras de Acebes eran prescindibles, y a cambio metieron una buena dosis de anuncios (algunos de la propia casa).
Volvieron al estudio, esta vez para preguntar a voluntarios de una ONG cómo se viven estas situaciones. Por fin, se puedo ver al ministro responder a la segunda pregunta de los periodistas, y cortaron. Inmediatamente después, Xabier Lapitz ocupó el plató con cuatro comentaristas en un espacio que se prolongó por la tarde. ¿Puede creer usted que las primeras declaraciones a que dieron paso en ese especial fueron de Arnaldo Otegi diciendo que la masacre no era obra de ETA? Dicho de forma que se entienda: la fuente informativa más importante en opinión de la televisión pública vasca era Otegi. El hecho de considerar que la primera declaración de Acebes no tenía interés periodístico para darla en directo delata una clara adscripción ideológica. Si a eso se suma que fuera Otegi la fuente elegida para interpretar lo sucedido, la adscripción toma partido.
Usted y yo ya teníamos alguna sospecha de lo tendenciosa que puede llegar a ser la cadena pública. Ayer, que las víctimas se contaban por centenas, producía un dolor desgarrador, una imperiosa sensación de que está en manos de gentes que narran la realidad a través de una lente muy empañada. Las televisiones públicas francesa y británica viven momentos de dimisiones: Alguien debería tomar ejemplo, y miro hacia Iurreta.
viernes, 12 de marzo de 2004
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